por:  La Segunda

lunes, 05 de agosto de 2024

La tiradora Francisca Crovetto entró ayer en la historia mayor del deporte chileno: en un final atrapante, que incluyó tres desempates, ganó la medalla de oro en la prueba de skeet femenino en los Juegos Olímpicos de París 2024. Se trata de la tercera medalla dorada en la historia del deporte chileno, luego de las dos que ganaron Nicolás Massú y Fernando González en Atenas 2004, y la decimocuarta presea de nuestro país en sus treinta participaciones en los juegos de la era moderna. La última medalla olímpica que Chile había ganado fue la plata del mismo González, en el individual masculino de tenis, en los Juegos de Beijing 2008.

La victoria de Crovetto es también la primera medalla de oro para una mujer chilena en toda la historia olímpica. Y es apenas la segunda vez, además, que una competidora nacional logra subir al podio, desde que Marlene Ahrens se llevó la plata en el lanzamiento de jabalina de los Juegos de Melbourne, en 1956.

A pesar de que tiene apenas 34 años, el triunfo de Crovetto representa la corona de una larga y prolífica carrera, que incluye su participación en cuatro citas olímpicas consecutivas, la primera en Londres 2012. En los Juegos anteriores, en Tokio 2021, Crovetto fue además la abanderada de la delegación nacional en la ceremonia de apertura. A nivel panamericano, en tanto, ha conseguido una medalla de oro, dos de plata y una de bronce, en Toronto 2015, además de numerosos éxitos en copas del mundo y otros torneos internacionales. En 2019 fue galardonada, además, con el Premio Nacional del Deporte.

Pero sus logros no son únicamente en el foso. Es conocido también el liderazgo que ejerce entre los deportistas olímpicos, tanto así que ha sido presidenta de la Agrupación de Deportista de Alto Rendimiento (DAR) y representante de los deportistas en el directorio del Comité Olímpico de Chile. En 2014, cuando el COCh lanzó la marca «Team Chile», con la idea de reunir en un mismo equipo a todos los deportistas de alto rendimiento que representan al país a nivel internacional, Crovetto fue electa, por sus propios compañeros, como su primera capitana. Cuesta encontrar un ejemplo más representativo, en el deporte local, del denominado «espíritu olímpico».  

Como la mayoría de los competidores en nuestro país, Crovetto se acercó al deporte de la mano de su familia: su padre practicaba el tiro deportivo, y ella misma comenzó a hacerlo cuando tenía 13 años de edad. En los últimos años, ciertamente, la flamante campeona olímpica ha sido beneficiada con el creciente apoyo estatal a los deportistas de alto rendimiento, que ella ha retribuido con creces. Es inoficioso, por lo mismo, discutir ahora cuánto de su éxito se debe únicamente a su esfuerzo personal y cuánto al apoyo institucional. Otra cosa, ciertamente, es revisar su trayectoria para obtener de ella lecciones que puedan ser extrapolables a otras carreras deportivas. Pero de lo que no hay duda es del cómo su éxito puede ser aprovechado como ejemplo para impulsar la participación y el desarrollo del deporte en nuestro país. «Estoy viviendo el sueño de la Fran de niña, yo veía cómo Fernando [González] y Nico [Massú] me inspiraron hace 20 años», recordó ella misma ayer, luego de colgarse la medalla dorada en el campo de tiro de Chateauroux. «Los sueños se cumplen, trabajen duro por ello», recordó.