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Comunicar seguridad

por:  La Segunda
miércoles, 14 de agosto de 2024
Más allá de los avances reales en seguridad impulsados por el Gobierno, como la aprobación de parte importante de la agenda legislativa, el histórico presupuesto 2024 o el trabajo coordinado con municipios en temas de prevención, la realidad socio-comunicacional instalada es que el Estado, y el Gobierno, no tienen control en esta materia. A estas alturas, la crisis de seguridad es una crisis permanente. Esto significa que el ciclo noticioso en Chile tiene una línea base negativa para el gobierno; la cobertura permanente de hechos delictuales consolida la percepción de ausencia de control. Además, existen peaks, producto de crímenes o hechos de alta connotación pública, que agudizan la crisis.

Entre tanto, las acciones impulsadas por el Gobierno tienen como objetivo salir de la fase aguda de la crisis, sin lograr tomar el control de esta. Un ejemplo fue el anuncio de una nueva cárcel de máxima seguridad. Si bien la medida se tomó el debate político, no logra bajar la sensación de inseguridad en la ciudadanía, ni servirá como contención cuando ocurra nuevo hecho de alta connotación. ¿Qué puede hacer el gobierno? Muchos piden cambios en el equipo del Ministerio del Interior, pero eso respondería precisamente a una medida paliativa, que puede aplacar un ciclo noticioso pero que para la ciudadanía no tendría impacto significativo en su percepción de la realidad.

La estrategia debe buscar tomar control de la crisis. Y, a estas alturas, pareciera que la única medida disponible es decretar estado de emergencia en la Región Metropolitana y desplegar las FF.AA. en los territorios. Esto permitiría que las personas vean y sientan directamente al Estado presente en sus barrios y plazas, produciendo de manera inmediata un efecto de retomar el control de las calles e instalar un nuevo relato. 

Si bien hay sectores oficialistas que rechazan esta alternativa, lo cierto es que para el Presidente Boric constituye una oportunidad. No solo porque podría desmitificar que los presidentes de izquierda son débiles contra la delincuencia y quitarle a la oposición un tema de campaña de cara a las elecciones de octubre, sino, sobre todo, porque podría establecer con criterio progresista los límites claros sobre como las FF.AA. se hacen parte de la solución antes que lo haga un posible próximo gobierno de derecha o extrema derecha. 

Para comunicar seguridad, el gobierno debe tomar el control y asumir de una vez por todas que este no es un mero problema de relato o de percepción mediática, sino de un problema concreto; que requiere de acciones que efectivamente las personas puedan percibir como reales, y no repetir discursos llenos de medidas, batería de programas, cifras y logros que, por muy ciertos que sean, simplemente ya no le generan sentido a la ciudadanía.


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