El proceso de inscripción de candidaturas para las elecciones de octubre ha terminado en su etapa principal y es posible sacar algunas conclusiones preliminares acerca de cómo se está configurando el escenario electoral. En este plano hay que distinguir entre las elecciones plurinominales (concejales y cores) y las uninominales (alcaldes y gobernadores). En las primeras prima la lógica de competencia entre los partidos; en las segundas, constituir coaliciones.
En las elecciones anteriores de gobernadores, solo ocho (9,5%) de un total de 85 candidaturas fueron independientes. En el actual proceso la tendencia se mantiene: diez (11%) de un total de 90 candidaturas corresponden a independientes fuera de pacto.
Aunque la cantidad de candidaturas sea similar a la elección de 2021, la estructura de la competencia es muy distinta. Se constata una significativa fragmentación en las candidaturas, pudiendo ser la segunda vuelta una consideración que facilita esa decisión de mayor competencia. En la pasada elección, 20 candidaturas eran de la derecha (16 de Chile vamos, tres de Republicanos y una del PNC), 16 de los partidos de la ex Concertación, 19 del bloque PC-FA-FRVS, 22 eran otras candidaturas de izquierda (PEV, PH, PI, UP, PTR) y ocho fueron independientes fuera de pacto.
En la presente elección la situación es totalmente distinta. De las 90 candidaturas, 42 pueden asignarse a la derecha (15 CHV, 14 PSC, 13 REP), más del doble de lo presentado en 2021, con la consiguiente dispersión. En cambio, el oficialismo, junto a la DC más Claudio Orrego en la RM, presenta 21 candidaturas, y las postulaciones de otras fuerzas de izquierda descienden de 22 en 2021 a siete en la presente elección. Es decir, un total del oficialismo e izquierda de 28 candidaturas, 32 menos que en 2021 en que este sector sumó un total de 60 candidaturas. A esto deben considerarse en paralelo las candidaturas del centro político: siete del PDG y cuatro de Demócratas y Amarillos.
La conclusión es evidente: la derecha duplicó sus candidaturas, mientras que el oficialismo y la izquierda las disminuye a menos de la mitad de las presentadas en las elecciones de 2021.
Si bien todas las encuestas de opinión muestran un apoyo al gobierno inferior a su rechazo, la división de la oposición y la regla del 40% para ganar en primera vuelta plantean una gran incógnita para el resultado de las elecciones de gobernadores. Probablemente el escenario electoral sea una expresión de la dificultad actual de las fuerzas políticas de construir alianzas mayoritarias, lo cual conduce a una preocupante parálisis política. Esto cuestiona si la fragmentación obedece a la cantidad de partidos, o si se trata de un problema de líneas políticas, fuerza dirigencial y capacidad de conducción.
