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El auge de los independientes

por:  La Segunda
miércoles, 21 de agosto de 2024


706 serán los candidatos independientes en esta elección; la mayoría de ellos postulará a alcaldías. Si a este número le sumamos los independientes inscritos en listas de partidos, comprobaremos que hemos alcanzado una cifra récord. Esta situación pone de manifiesto una creciente desconexión entre la ciudadanía y los partidos tradicionales, lo que impulsa a buscar alternativas fuera de las estructuras partidistas convencionales.

Los candidatos independientes tienden a ser más frecuentes en comunas medianas y pequeñas, donde la política suele centrarse en las relaciones directas entre los votantes y los candidatos, así como en su capacidad para abordar problemas locales específicos. Sin embargo, la presencia de candidatos independientes en ciudades grandes también muestra una tendencia al alza. Estos son capaces de movilizar apoyos en entornos más complejos y competitivos, lo que refuerza la idea de un cambio profundo en la forma en que los ciudadanos ven y participan del proceso político.

Este cambio estructural está vinculado a una creciente desconfianza hacia los partidos políticos y un deseo de los electores de encontrar alternativas que perciben como más auténticas y representativas de sus intereses. 

Detrás de este fenómeno, como revela el Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD, se expresa una gran dificultad para la conducción del cambio. La percepción ciudadana es que las élites políticas (también la empresarial) son responsables del estancamiento, ya que han incumplido sus promesas y les ha faltado voluntad para implementar cambios significativos. Este sentimiento se alimenta de una profunda desconfianza, basada en la percepción de corrupción y en la idea de que los partidos políticos son entidades que buscan perpetuar su poder, en lugar de solucionar los problemas de la población.

Central en este asunto es la incapacidad para resolver los desafíos de la mediación política y su vocación de intermediación. Enfocados en la competencia electoral los partidos reducen la política a un juego de estrategias para ganar votos, sin presentar un proyecto capaz de convocar mayorías y proponer un futuro que active la esperanza en la ciudadanía. Por otra parte, la tentación de simplificar lo que de suyo es complejo genera expectativas que se convierten en semillas de enorme frustración. 

La idea de una democracia sin partidos no es nueva, sin embargo, en la mayoría de las democracias consolidadas estos son fundamentales para la organización del poder y la estabilidad del sistema político. La pregunta no es si la democracia debe prescindir de los partidos, sino cómo pueden transformarse para recuperar su capacidad de mediación y su legitimidad ante un electorado cada vez más crítico y demandante, respondiendo a las nuevas expectativas ciudadanas y sociales.


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